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Introducción al Tratamiento del Agua

Mantener el agua de la piscina en buen estado requiere interiorizarse un poco con algunos conceptos básicos de la filtración y la química del agua. Si se hace caso, sin más, a los típicos consejos que nos dan en las grandes superficies, lo más probable es que tarde o temprano tengamos algún problema con el agua.

La buena noticia es que lo básico no es tan complicado. Pero exige comprenderlo bien, y ser aplicado. En AQMatic somos un poco nerds, lo reconocemos, y nos gusta saber el por qué de las cosas, y no echamos a la piscina nada que no sepamos para qué sirve y qué efecto tiene. Y nos gusta mantener la piscina con cuantos menos químicos, mejor.

Si quieres solo dos consejos rápidos porque tienes el agua verde, o porque crees que la salud de la piscina consiste en poner simplemente pastillas de cloro, entonces no sigas leyendo.
Por el contrario, si te gusta saber qué pasa con el agua de tu pequeño charco, no quieres poner químicos de más, quieres que el agua esté sana además de transparente, y no eres ya un experto, entonces esta entrada del Blog es para ti.
Aquí vamos a cubrir los conceptos básicos, y en próximas entradas iremos profundizando.

Mantener bien el agua de tu piscina implica dos grandes apartados: filtración y tratamiento químico.

Filtración


Tu piscina tiene un sistema que hace circular el agua. Las piezas importantes son la bomba y el filtro. Es importante porque así se quitan pequeñas partículas del agua (suciedad, insectos, polen, algas, …), así como también ayuda a distribuir los químicos en el agua.

Unos conceptos muy básicos:

En otra entrada explicaremos cómo elegir el filtro y la bomba en función del tamaño de la piscina y de la velocidad de circulación del agua. Pero es muy importante saber que filtro y bomba siempre tienen que ir de la mano, son un conjunto, no se puede comprar uno si tener el cuenta al otro.

Tratamiento Químico


La filtración es más o menos rápida de comprender, y una vez que se elige el binomio filtro-bomba es solo programar las horas de funcionamiento, y echarse a dormir. Pero el tratamiento químico no es así, es más largo y complejo, y exige estar encima. Se puede automatizar en gran medida, pero de todas formas exige analizar algunas variables con cierta periodicidad, y estar pendiente.

El agua de la piscina tiene que estar equilibrada para que no sea corrosiva ni agresiva con la piel ni con la estructura y equipamiento de la piscina. Y también tiene que estar sanitizada para evitar gérmenes, algas …
Esto implica estar pendiente de cinco variables y sus niveles: desinfectante, oxidante, pH, alcalinidad, y dureza.


Desinfectantes y Oxidantes

El agua es un caldo de cultivo idóneo para muchos gérmenes, algas y otros microorganismos que no son buenos para la salud de las personas y/o la apariencia estética del agua. Y sobre todo a las temperaturas de baño del verano.

Por eso hay que agregar de manera constante un desinfectante que elimine estas bacterias, algas, etc, y un oxidante que destruya las sustancias que no elimina el filtro tales como sudor, restos de cremas, orina, polen por ejemplo.

Tratamos ambas categorías juntas, desinfectantes y oxidantes, porque la mayoría de las veces la misma sustancia es desinfectante y oxidante, aunque no siempre. Por ejemplo, el cloro ejerce ambas funciones (de hecho, aproximadamente el 90% del cloro de la piscina hace las labores de oxidante, dejando habitualmente solo el 10% como desinfectante).


pH

El pH es un índice que mide si un líquido es ácido, neutro o básico. El valor va de 0 a 14, siendo 0 lo más ácido, 14 lo más básico, y 7 neutro (el agua pura tiene un pH de 7).
Ejemplos de valores de pH serían:

El pH de la psicina debería estar entre 7 y 7,5 para piscinas con cloro, y puede subir hasta 7,8 para piscinas con bromo.

Un pH bajo (ph ácido) provoca corrosión, manchas en los metales, y es irritante para piel y ojos. Un pH alto (pH básico) ayuda a las sedimentaciones, provoca turbidez en el agua, reduce drásticamente la efectividad del cloro y en menor medida del bromo, y también produce irritación en piel y ojos.

Vista su importancia, el pH se debe medir casi a diario, y corregir con minorador o incrementador de pH según las dosis del producto utilizado. Un pH alto, por ejemplo, hace que el cloro no tenga efecto, y por lo tanto te arriesgas a infecciones por gérmenes o que aparezcan algas.

Si te gusta tu piscina, y también te gusta tener tiempo libre y pocas preocupaciones, debes instalar un controlador de pH. Lo que hacen estos aparatos es medir con una sonda el valor de pH en el agua, e inyectar un líquido a las tuberías cuando el pH supera un nivel (por arriba o por abajo). El pH en las piscinas siempre va en una dirección, o hacia arriba o hacia abajo, debido al desinfectante utilizado. Por eso, solo se suele aplicar un líquido, para subir o para bajar el pH.


Alcalinidad

Casi todo dueño de piscina sabe lo que es el cloro y el pH. Pero muy pocos conocen o controlan la alcalinidad total (alcalinidad para abreviar). Y es un parámetro de gran importancia, puesto que blinda al pH de tener variaciones bruscas. Una alcalinidad fuera de rango provoca que el pH se pueda desajustar con mucha facilidad, aunque estemos utilizando un sistema de regulación automática del pH.

La alcalinidad mide la cantidad de materiales alcalinos en el agua (carbonatos, bicabonatos, e hidróxidos). Cuando es baja, es imposible controlar al pH como hemos indicado antes; en cuanto agreguemos algún químico al agua, el pH rebotará hacia arriba o hacia abajo sin control, con los efectos negativos que hemos visto que ello conlleva. También puede provocar corrosión leve, y manchas en los metales.

Una alcalinidad alta provocará que el pH se vaya hacia arriba, y le costará mucho bajar agregando dosis normales de minoradores de pH. Tendremos que utilizar grandes dosis, y el agua será una sopa de químicos. Suele llevar consigo un poco de turbidez, y ayuda a las deposiciones de cal y otros elementos en tuberías y superficies.

Es muy común ver a dueños de piscinas con un pH fuera de control volverse locos intentando ajustarlo con químicos correctores de pH, cuando la causa está en una alcalinidad alta o baja.
Un escenario muy típico es: alcalinidad fuera de rango que provoca que el pH también lo esté, y por lo tanto el cloro no haga efecto; ello implica aparición de algas aunque el nivel de cloro sea normal o alto. Y el dueño se vuelve loco intentando regular cloro y pH, sin ir a la raíz del problema.

La alcalinidad debería estar entre 80 y 120 ppm. El rango perfecto depende del desinfectante utilizado, pero un rango de 80-120 funciona bien. Para que te hagas una idea y como buen ejemplo, el agua en Madrid es muy poco alcalina, aproximadamente 20 ppm, aunque depende de las zonas de la provincia. Quien llena la piscina y no corrige la alcalinidad, se expone a problemas de control de pH.

Hay que tener cuidado, porque al corregir la alcalinidad también se corrige el pH, van de la mano. En esta entrada del Blog puedes revisar las formas de corregir la alcalinidad y pH. Adelantar que suele ser fácil, salvo el caso en el que la alcalinidad esté alta y pH bajo, que es algo más complejo equilibrarlo todo.

La buena noticia es que una vez que se ha establecido la alcalinidad en un nivel adecuado, no hay que revisarla todos los días. Basta con ver el nivel un par de veces al mes. Se puede medir con tiras, pero recomendamos hacerlo con gotas (con el test de Taylor, por ejemplo), ya que nos dan una medida muy precisa de 10 en 10 ppm.


Dureza cálcica

La dureza del agua es un indicador de la concentración de sales de calcio y magnesio en el agua. Se habla de agua «dura» cuando la concentración es alta, y «blanda» al contrario.

El agua dura es muy típica en España en las zonas de Levante, y acarrea problemas de depósitos calcáreos en tuberías, lavaplatos, menaje, etc. En la piscina también implica cierta turbidez.

Uno puede pensar que entonces el agua debe ser blanda, porque así es cristalina y no provoca costras calcáreas en las tuberías (se pueden llegar a taponar). Eso es cierto, pero también es cierto que el agua blanda es muy agresiva porque intenta absorber calcio y magnesio, y sales en general de las superficies con las que tiene contacto. Eso no es importante para una tubería de PVC, no le hará daño; pero sí es muy importante en el vaso de la piscina, porque irá debilitando el material de las juntas del gresite o porcelánico, ayudando a que se salten (a no ser que se haya utilizado un material de juntas epóxico, que nosotros recomendamos y casi nadie utiliza).

La dureza debe estar entre 200 y 400 ppm (100 a 250 para un spa). Para subir la dureza basta con añadir cloruro de calcio (poco a poco, no más de 2-3 Kg al día); pero para bajarla hay que vaciar la piscina parcialmente hasta conseguir el nivel deseado. En zonas donde el agua del suministro ya esté por encima de 400 la única solución es contratar el llenado de la piscina con un servicio de cisterna (un camión lleno de agua que viene a casa y te llenan la piscina).

Existe un procedimiento para reducir el nivel de Dureza cálcica que explicaremos en otra entrada del Blog, pero es un procedimiento bastante complicado y engorroso.

La dureza se debe medir una vez cada mes o dos meses, depende de si rellenamos mucho o no. No tiene muchas interacciones con la alcalinidad y el pH, por lo que se puede corregir al mismo tiempo. Se pueden utilizar tiras, pero al igual que la alcalinidad recomendamos un test de gotas, como el de Taylor.

Ácido Isocianúrico

Si tratas la piscina con cloro, aunque sea con clorador salino, necesitas cierta cantidad de ácido isocianúrico en el agua (30 ppm) para que los rayos del sol no fulminen el cloro en 2 horas.

Si no tienes ácido isocianúrico, deberás utilizar mucho cloro, o tener el clorador salino encendido todo el día mientras el sol alumbre.

Esa es la parte bonita de la historia. La parte fea es que por encima de 50 ppm, el ácido isocianúrico inhibe la acción del cloro, y al no actuar no tiene su efecto bactericida y oxidante. Por ello, con concentraciones altas de isocianúrico, pueden aparecer algas aunque utilices mucho cloro.

En esta entrada explicamos mejor todo el funcionamiento y dosificación del ácido isocianúrico.

Recapitulación


Para terminar, señalamos los puntos más importantes:

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